APARECE UNA CUARTA ÁGUILA ENVENENADA EN LA MORAÑA.
Una docena de animales muertos. A las ocho aves protegidas y en peligro de extinción halladas muertas por envenenamiento en Riocabado, Pozanco y El Oso hace poco más de un mes se suman ahora al menos otras cuatro aparecidas en la misma zona.
Una de las primeras águilas imperiales encontrados muertos envenenados en La Moraña
Cedida.
Isabel Camarero. Ávila.
La tragedia medioambiental era mayor de lo que se pensaba. Los ejemplares protegidos y, lo que es peor, las aves en peligro de extinción que es como está catalogado el águila imperial ibérica, que aparecieron muertas en Riocabado, Pozanco y El Oso hace poco más de un mes, no eran más que el principio.
Ahora, cuando aún prosiguen las investigaciones desde la Junta y el Seprona, se ha destapado la muerte de más animales a manos del hombre y de sus cebos envenenados. En principio fueron dos águilas los que aparecieron entre Riocabado y Pozanco, además de un buitre negro, un milano real y otro milano negro; a ellos se sumaron un águila más y dos milanos reales en El Oso; y ahora, el cadáver de un águila más y de otros ejemplares «protegidos» -entre ellos varios milanos- engordan la trágica lista hasta más allá de los doce ejemplares, tal y como confirmaron desde la Junta de Castilla y León. «Los animales llevaban muertos varios días, pero se han encontrado después», decían.
el 10% de la población. Mucho más trágica es la lista si se tiene en cuenta que de la docena de animales que ha muerto por el uso de veneno, cuatro son águilas imperiales y sólo hay 250 parejas reproductoras en el mundo. La provincia de Ávila, pese a ser una privilegiada por volumen de esta especie, lo cierto es que sólo cuenta con 23 parejas (46 ejemplares), según los datos de Seo/Birdlife, esto es, ha perdido casi el 10% de su población con este ataque. Y todo por el uso de una práctica prohibida y catalogada como delito: el uso de cebos envenenados. Extremo éste, el del envenenamiento que está confirmado y máxime porque ahora «han aparecido más cebos», tal y como confirmaban fuentes del servicio territorial de Medio Ambiente. El Centro de Recuperación de Animales Silvestres de la Junta (Valladolid) dejó claro el empleo del veneno tras practicar la necropsia, aunque aún hay que discernir qué tipo de veneno causó las bajas y eso lo hará el Laboratorio Forense de Vida Silvestre ubicado en Madrid tras el pertinente análisis toxicológico.
De momento, es de los culpables de los que no hay señal, pero hay orden de intensificar el rastreo, aseguraban las mismas fuentes.
Aún no hay nada decidido pero, aunque no aparezcan los culpables, lo que es seguro es que en unos días «se tomarán medidas de índole concreta» y de hecho «se está estudiando vedar una superficie que afecta a varios términos municipales y que podría extenderse a entre 15.000 y 20.000 hectáreas», añadían desde el Servicio Territorial de Medio Ambiente. Se ha tenido en cuenta esta medida porque «así lo permite la ley de caza». Es así para poder restablecer el equilibrio faunístico tras la tragedia. En otras ocasiones lo que se ha hecho, pero no en Ávila sino en otras provincias de la Comunidad, es clausurar el coto en el que aparecen los animales pero «nosotros no queremos echar la culpa a los propietarios del coto», aseguraban desde la Junta de Castilla y León.
de difícil demostración. La Administración Regional reconocía precisamente que en la provincia no hay noticias de que se haya cerrado ningún coto y eso que denuncias por envenenamiento hay: desde la Fiscalía de Medio Ambiente, por su parte aseguraban a este periódico que mismamente en el año 2007 llegaron a sus manos una decena de denuncias que eso sí se archivaron por falta de pruebas para hallar al culpable; en 2008 no llegaron a sus manos denuncias «lo que no significa que no las haya», aseguraban,y en cuanto al año 2009, habrá que esperar a que se haga pública la memoria de esa anualidad.
Lo que está claro es la dificultad de encontrar a los culpables de la colocación del veneno, casi siempre rodeados de un halo de impunidad. Ahora bien en caso de que se encuentren, las multas que tendrán que pagar son elevadas, pese a que no palien la tragedia medioambiental provocada, como ha sido en este caso de la provincia de Ávila.
Y es que la utilización de venenos y cebos envenenados está expresamente prohibida por la Ley 4/1996, de 12 de julio, de Caza de Castilla y León (art. 31) y la infracción de este precepto está considerada como falta muy grave (art.74), que lleva aparejada una sanción de multa de 3.903,88 a 78.077,48 euros.
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