Aunque se muestran esperanzados con la operación realizada en Tiñosillos, aseguran que los 400 pollos de perdiz recuperados «sólo son la punta del iceberg de un mercado ilegal»
Los cazadores de la moraña cifran en 8.000 pollos de perdiz los que se han podido capturar este año de forma ilegal.
ICAL.
J.L. Robledo. Arévalo
La operación realizada por la Guardia Civil hace unos días en Tiñosillos y que sirvió para recuperar 400 pollos de perdiz atrapados ilegalmente, ha sido recibida con satisfacción por los cazadores de la Moraña, aunque aseguran que «sólo estamos ante la punta del iceberg de un problema que se arrastra desde hace años y que supone que todos los años sean capturados, o matados durante su persecución, más de 8.000 pollos en toda la comarca bajo la permisividad de las administraciones que, en lugar de intentar acabar con este problema, prefieren mirar hacia otro lado».A su vez, señalaron que estamos «ante un negocio ilegal, propio de las mafias, que todos los años mueve millones de euros. No hay que olvidar que cada pollo de perdiz alcanza un valor en el mercado que supera los 120 euros. Ahora se ha dado un paso adelante, pero aún son miles de pollos los que permanecen en los corrales de muchas personas esperando que aparezca un comprador». En este sentido, explicaron que mientras en Castilla y León la caza de perdiz con reclamo está prohibida, tanto en Extremadura, como en Andalucía, Comunidad Valenciana y Castilla-La Mancha esta práctica está permitida. «De todas formas, sólo hace falta utilizar internet y entrar en determinados foros para comprobar que la compra de pollos en la comarca de Arévalo es algo normal para cazadores de otras regiones».
Los cazadores de la Moraña, además de criticar el silencio de las organizaciones ecologistas en este asunto, anunciaron que están estudiando la posibilidad de crear una asociación que agrupe el mayor número posible de cotos de la comarca, «con el único interés de defender nuestros derechos que durante tantos años han sido pisoteados impunemente». El objetivo es unir al cerca de medio millar de cotos de la comarca.
Por último, explicaron que existen personas que comercializan estos animales y que utilizan a gente joven para capturarlos en el campo, «a los que pagan una pequeña cantidad por poner los perdigones en su domicilio, haciendo así un pingüe negocio sin asumir riesgos en el campo». Estos jóvenes «suelen utilizar coches, aunque ahora son muchos son los que emplean quads para moverse por el campo. El miedo es patente entre los lugareños, ya que, como auténticos mafiosos, los ‘polleros’ no dudan en amenazar a testigos de sus fechorías. Llegan incluso a enfrentarse a la Guardia Civil. Esta práctica es un secreto a voces y ya es hora de que se tomen medidas. Los cazadores queremos agradecer a la Guardia Civil su labor de investigación y su firme actuación, así también agradecer a la Subdelegación del Gobierno el apoyo que en su día otros nos negaron».
Diario de Ávila.
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