La madrugada avanzaba en Santoma. Los jóvenes se refugiaban en el bar González. De repente entre cancioncilla y cancioncilla, se empezó a entonar un "El Hulk, el Hulk, el Hulk..." que fue seguido por todo el bar. Hasta el mismísimo Odín ondeaba el brazo desgañitándose. Hubo homenaje para el lesionado de la calle Ponzano, claro que sí, hombreeeeeeeeeeee!!!!!
1 comentario:
Y encima me ataca un topillo.
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